Otros van y vienen, pensaba ella
con tristeza, pero eso es algo que no existe para mí. Puedo estirarme, gritar
hasta perder el sentido, y aun así es algo que nadie parecería notar. Cada vez
que desfallezco, tengo que luchar sola.
Así se lamentaba la planta,
deseando otra vida. Hasta que su humano se fue de vacaciones y todo se volvió
tierra seca e infértil.
0 locuras ajenas:
Publicar un comentario