MALDITA

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Maldita... que fuerte palabra...

Más si está dicha desde el fondo del corazón, como la respuesta a una relación donde debió existir sólo amor...

Maldita... así la definió él entre sus delirios, cuando la fiebre le permitía dar un suspiro a las mil burbujeantes ideas que conectaban aún sus neuronas... todo cambió del dulzor de la miel al horror marcado cual cicatriz, cuando lo supo...

Conocerse y quererse fue como un chasquear de dedos, a pesar de que no era prudente las cosas iban tan rápido que lo único por pensar era el evitar apartarse uno del otro, cómo pudo cambiar tanto... conseguirla no fue fácil, los ancianos le aconsejaron, la luna no era favorable...

Los meses se sucedieron con la rapidez del viento, tan pronto fueron amigos, como novios y finalmente marido y mujer. Todo un sueño, cada día, todos los días... Hasta que llegó esa carta. Su nombre, escrito con puño fuerte, trajo la sombra al rostro de ella y llenó de dudas el corazón de él. Tras la conversación, todas las aguas se aquietaron, pero las miradas de ella no podían mentir...

Tras un año de amarse, comenzó el calvario... noches perdidas, levantándose una y otra vez, pensando en qué estaba pasando, por qué tardaba tanto en la cosecha, por qué salía antes del amanecer, a quiénes vendía los productos de la granja que la apartaban tanto de su lado...

Hasta que lo supo. La vio, tomada de la mano, con aquel extraño hombre, saliendo del establo... ella alzó la vista y también lo vio, la canasta que llevaba en su mano cayó a sus pies y un grito ahogado se perdió en su pecho...

Solo entonces recordó todas esas advertencias. Que esa mujer, por muy bella que pueda ser, no conoce el amor... o mejor dicho, no sabe amar solamente a uno... patrañas, eso puede cambiar. Todos esos recuerdos, el fuerte propósito de cambiarla se desvanecieron por completo cuando la volvió a ver... y así se sucedieron las salidas, los paseos, las ausencias, los comentarios...

Hasta que la sombra de ese ingrato amor lo empujó por aquella senda sin rumbo, tan a la mano... pensando en su aroma comenzó a comer aquellos frutos, uno tras otro, descontroladamente, hasta que olvidó donde estaba...


Maldita... susurraba en su lecho de muerte, mientras ella lloraba lagrimas de sal sobre su pálido rostro. Maldito corazón, maldito rostro angelical. Maldita... historia de amor.

4 locuras ajenas:

Matías Echavarría dijo...

WOW!!!!! qué bueno! que rústico! que medieval! hasta podria ir en mi blog, con eso te digo todo... xD... genial, en serio

Mar dijo...

Wow!
con ese comentario me inflaste k no te cuento el ego, matias... graxs... me inspire en tu estilo, debo reconocerlo.

Te devolvi la mano por la de los fantasmas... te acuerdas???

XD
saludines

Matías Echavarría dijo...

Jajajaj, verdad que te había plagiado sin querer la temática del cuento... reitero mis felicitaciones

Saludos!

Mar dijo...

graxs matias

por ahi toy preparando una historia con dos autores... a ver si sale algo weno

saluditos pa ti