La luz parecía más fuerte en ese lugar tan especial... las campanas, con su acompasado tañido, llamaban al espíritu a la calma... por eso había escogido este sitio, para acallar las voces que le gritaban tras los gruesos muros, para espantar el desasosiego y la tristeza... además, no podía dejar de recordar lo que sentía en sus manos cuando sostenía el breviario, los melódicos cantos, las genuflexiones...
Siempre había gustado de la compañía de las religiosas. Silentes, amables, parecían llenas de una energía especial, de un aura que envidiaba y que ansiaba atrapar de alguna manera... por eso, cuando surgió en la conversación con la superiora, entre las rejas de fierro que las separaban, decidió aceptar de inmediato la invitación...
Y allí estaba... con su traje oscuro, su sencilla falda, tratando de ser una más, haciéndose pasar... todo, con tal de compartir un instante aquella paz que con tal desesperación necesitaba...
Lo que deseaba olvidar, aquella noche, cuando hizo aquel ritual mágico... nunca creyó que lo que hiciera en la soledad y oscuridad de aquel día señalado se hiciera real en forma tan concreta... pero así fue... esa mujer se alejó del lado de aquel hombre al cual creía amar, sin la menor razón... y una vez que lo tuvo sólo para sí, se dió cuenta que no era lo que creía, cómo pudo caer así ante simples apariencias... y ahora, que quería deshacer lo hecho, no encontraba la manera, pero sí sentía tanto arrepentimiento... ya no tenía nada...
Por la mañana, en la hora de la meditación, pensaba en las cosas que habían pasado... trataba de concentrarse, trataba de elevar su espíritu, pero éste era un enemigo más esos días... todo comenzaba con el suave aroma del jabón, luego el odio aún no sanado hacia esa terrible mujer... hasta que llegaba a su soledad, su necesaria pero arisca soledad... miraba con intensa piedad el tabernáculo, y rogaba...
Entre las actividades diarias, cuando se desplazaba con sus brazos cruzados y la vista baja por los amplios pasillos del monasterio, veía a sus hermanas. Cada una de ellas le dirigía esa mirada fervorosa, con la venia de saludo, mientras seguían concentradas en su camino, pensando en su amado Salvador... pero ella no podía dejar de preguntarse por qué era para ella el lugar, y pensaba dónde más podía ir, pero no hallaba respuesta... nada afuera le importaba; además, se sentía tan importante y tan sencilla junto a ellas...
Hasta que llegó nuevamente la noche. Y con ella sus temores, la incertidumbre sobre lo que debía hacer, cómo convencerse de que esa podía ser su vida, sencilla, clara... en la soledad de su celda, abrió los postigos, miró hacia el mundo exterior con decisión e hizo un nuevo y poderoso ritual...
Y cuando las campanadas marcaron el inicio de un nuevo día, tuvo la respuesta de lo palpable de los rituales, cuando tras la reverencia al sagrario su pálido rostro se llenó de la luz impresionante del fervor. Aunque solo fuera en apariencia, aunque nadie más que ella pudiera verla y supiera la verdad. Ya tenía su lugar en la vida, era una de ellas. Para siempre.
2 locuras ajenas:
Está bastante pasable, te diré...jajaja
Oye, manejas harto vocabulario... no acostumbro leer "tabernáculo" así nomás por la vida, lo cual me agrada bastante..
Que emoción ser lector invitado y noto además que nos estamos poniendo más medievalísticos en la temática ah?
Saludos, Mar, y un feliz año!
Hola Matias!!!!
y.... graxs... me costo harto escribirlo, la verda... se me cruzaron harto los cables, pero ya k esto es lo k amo kiero producir...
Lo del vocabulario... sip... asi es... guardao para las ocasiones XD
Y eso de la influencia y como estoy escribiendo... es TU influencia pos Matias!!! mas claro echarle agua!!!
Feliz año xicoco, es un gusto leerte aca y alla tb
Un gran abrazo
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