MI CAPULLO

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Hoy recogí aquel pedacito de capullo... suave y pequeño, apenas ocupó un espacio en mi mano...
Lo guardé entre las páginas de mi libro preferido, frente a sus amarillentas hojas el capullo parecía un suspiro del mismo Dios... con qué envidia mirarían las letras a aquella aparición, mezcla de sol y de presente...

Los días pasaron, el capullo comenzó a perder su color... incluso la vitalidad de aquel primer instante parecía una sombra delante de su estampa de hoy... cómo se reirían las letras, con un mezcla de burla y desprecio, al comentar su deplorable estado...

Hasta que una tarde, el viento bailarín decidió hacer fiesta con él... abrió con fuerza la ventana, remeció a las hojas -ay, casi castigándolas por su mal actuar-, y tomó entre sus cabellos al capullito, para hacerlo desaparecer entre el polvo y la luz... cómo llorarían las letras al verse tan humilladas...

Y en cuanto a mí, sólo me quedaron esas viejas letras, añosas y pérfidas. para acompañar mis suspiros...

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