
Frente a frente. Cara a cara, al fin, después de tanto tiempo. Según ella, había pasado demasiado, porque contó 6.935 noches. Pero ni siquiera recordaba que le había tenido tan cerca, que casi se había convencido con su larga perorata, que por poco se había ido tras él; nada de eso cruzaba su mente. Fue mucho más tarde cuando recordó, una vez que él volvió a su lado, que se rió en su cara, que le susurró al oído, que se llevó su tesoro antiguo de colores y recuerdos. Sólo entones notó el ridículo papel que hacía; quiso matarlo y gritó muy alto, pero era inútil. Contó 3.468 noches más (en las que no dejó de llorar) y se sentó a esperar su nueva llegada. Inevitable.
Mientras tanto, él se dedicaba despreocupadamente a robar más y más tesoros. Algunos eran tan pequeños que se perdían en sus huesudas manos, y en otras ocasiones pequeñas fortunas se le metían entre los ojos pidiendo ser robadas. ¿Qué hacer? Ese era su destino, y en asuntos de suerte (él lo sabía bien) no vale ninguna excusa; no iba a hacer una excepción por una miserable muchachita que le rogaba de rodillas no acercarse a su tesoro. La vigilancia policial no corre en estos casos, así como tampoco las lágrimas que salen del corazón, ni los canjes por joyas de fantasía, ni nada.
Juntos nuevamente, como si fuera la primera vez. Ella maldiciéndolo, él riéndose de su ingenuidad. Y el actor principal del drama desaparecía, sin avisar, tras el arcoiris. Y es que pasa siempre. Pero esté donde esté, ese tesoro jamás dejará de brillar.
4 locuras ajenas:
fue agradable leer estas palabras relatadas... andaba buscando una impresion de alguna situcion en un mundo paralelo al mio y encontre esto...
Mauricio, me alegro k hayas encontrado algo por acá k te haya llamado la atención XD
Espero k siempre vuelvas.
me gustó el relato. Saludos.
Espero entonces k me sigas leyendo...
Saludos.
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