De pie, en plena calle, con la
vista fija, latiendo por dentro y por fuera, como si recorriera decenios en
segundos…
Su mente atropellada con
recuerdos que revoloteaban, saltaban y volaban dentro suyo, creando historias
nuevas en el medio de toda aquella confusión.
Su cuerpo inmóvil, sintiendo un
dolor inconmensurable, contemplando el lugar más importante de su vida hecho
pedazos, como un desterrado de alma que vuelve incontables veces sin poderlo
evitar…
A donde ya no pertenecía. Pero
donde se encontraba su corazón.
Y era tan extraño verlo
contemplarlo aquel sitio eriazo, donde nada quedaba en pie. Pero no hacía daño a
nadie. Qué más daba, ver un loco más. La mirada perdida, como tantos.